o encontrándome de bruces con la Fantasía (opus 111) de un corazón
-mal acostumbrado- a los encuentros fortuitos
a los hombres con gabardina y antorchas en los ojos
a los sobresaltos, a los precipicios, al rubato respiratorio
de mi exasperado metrónomo cardíaco.
Por qué no seguir retorciendo palabras como cuando tenía 14 años
y el corazón a medio hacer
(como ahora)
pero ardiendo en instantes y en historias
que en principio -y en fin- solo sucedieron entre compás
y compás
de espera.
Por qué no terminar pensando en lo que jamás diría
y viajar lejos
hasta llegar a la cámara magmática de este extraño poema
que me mira
que me asusta
que me habla en susurros que ni entiendo
que no encuentra la salida
y perdido se cuela en el poema vecino:
Ese que habla de los volcanes y los incendios.
Y es que la primera montaña que explotó, exuberante y hermosa,
cuando vió horrorizada, el hiriente efecto de su océano ígneo
se avergonzó hasta cambiar de nombre y condición.
Los habitantes de estos versos se refugian en mi pecho
revolviéndose asustados ante la inminente explosión.
Y yo me pregunto por qué tanto escándalo
después de todos estos años viviendo en los alrededores
de un volcán despierto.
Naira, es precioso.
ResponderEliminarLos últimos versos son mis favoritos.
es way la rima, no es nada forzada, fluye..
ResponderEliminarun saludo!
kalinaviolin@gmail.com :) estaré encantada de leer esos poemas.
ResponderEliminarUn besito, bonita. ¿Cómo se está portando el piano?
Dale un abrazo a Keivan de mi parte.
Acabo de leer eva solía llorar 3 veces por semana... He tenido que morderme el labio para no ponerme a llorar como la tonta que en el fondo soy.
ResponderEliminarEs precioso.