Se nos suele olvidar
que somos aire
contenido:
que nos rodea una corteza
intentando darnos forma
con sus restringidos límites.
Son graves las averías
que nos causamos
a unos y a otros
por olvidar que el aire
cambia de estado,
que el aire se contamina,
que el aire no pertenece
no se abarca,
que es aparentemente invisible
pero esencial para la vida.
El continente parece tan real
que nuestra memoria vacila y
se nos vuelve a olvidar
que somos
aire
contenido
a veces tanto que oprimido por el embalaje
necesita evacuar en el suspiro o en el llanto
para no pasar de aire a viento
o en el peor de los casos, a tornado.
Se nos olvida con soltura
cada día varias veces
pero lo recordamos
de repente
cuando a uno de los nuestros
se le rompe el envoltorio
y entre los añicos intentamos
agarrarlo, retenerlo
y entre los dedos se nos escapa
se nos resiste
digamos que se escabulle
el aire
por fin libre
a la vez recóndito y manifiesto.
Audio: http://www.youtube.com/watch?v=ooIt_I1ETpk
(este concierto me tiene totalmente secuestrada)
Foto: de Vicente Prieto, En Gante.
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